Rocket Man y la soledad del astronauta.
Acrílico sobre lienzo 50x50 cm. |
Rocket Man.
Bernie Taupin se inspiró en ese relato y escribió un texto que Elton John musicalizó.
El mensaje llegó al día siguiente.
El mensajero me lo dio, y yo lo leí, de pie, en el corredor. El sol se ponía. Mamá me miraba fijamente desde el otro lado de las ventanas. Doblé el mensaje y me lo guardé.
—Mamá —dije.
—No me digas nada que yo ya no sepa —me dijo mamá.
Mamá no lloró.
Bueno, no fue Marte, ni Venus, ni Júpiter ni Saturno. Cuando Marte o Saturno se levantasen en el cielo de la tarde no tendríamos que pensar en papá.
Se trataba de algo distinto.
La nave había caído en el Sol.
Y el Sol era enorme, y ardiente, e implacable. Y estaba siempre en el cielo. Y uno no podía alejarse del Sol.
Así que durante mucho tiempo, después de la muerte de papá, mamá durmió de día y dejó de salir. Desayunábamos a medianoche y almorzábamos a las tres de la mañana y comíamos bajo la luz fría y pálida de las primeras horas del alba. Íbamos a los espectáculos nocturnos y nos acostábamos al amanecer.
Y durante mucho tiempo salimos a pasear sólo en los días de lluvia, cuando no había sol.
Rocket Man. Pintura de Patricia Fernández Miranda. |
La pintura estuvo expuesta desde el 6 hasta el 29 de octubre de 2021 en el Centro Municipal de las Artes de la Concejalía de Cultura en Alicante.
Mi exposición se tituló El color de la melodía.
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