La mujer de humo

"LA MUJER DE HUMO"
Dulce María Loynaz.
Hombre que me besas,
hay humo en tus labios.
Hombre que me ciñes,
viento hay en tus brazos.
Cerraste el camino,
yo seguí de largo;
alzaste una torre,
yo seguí cantando...
Cavaste la tierra,
yo pasé despacio...
Levantaste un muro
¡Yo me fui volando!...
Tu tienes la flecha:
yo tengo el espacio;
tu mano es de acero
y mi pie es de raso...
Mano que sujeta,
pie que escapa blando...
¡Flecha que se tira!...
(El espacio es ancho...)
Soy lo que no queda
ni vuelve. Soy algo
que disuelto en todo
no está en ningún lado...
Me pierdo en lo oscuro,
me pierdo en lo claro,
en cada minuto
que pasa... En tus manos.
Humo que se crece,
humo fino y largo,
crecido y ya roto
sobre un cielo pálido...
Hombre que me besas,
tu beso es en vano...
Hombre que me cines:
¡Nada hay en tus brazos!
Comentarios
Contemplé esta obra en la exposición de la Casa de Cultura de Mutxamel, Alicante; y sentí que, frente al lienzo transformado por tus manos, este espejo tras de mí... reflejaba mi alma de frente y convertía en misterio todo aquello que no alcanza mi mirada.
La mujer de humo me detuvo un rato largo frente a ella, deslumbrando con su luz toda una sala que comprimía el resto de los cromáticos matices para expandir la blancura de una mujer atractiva y sugerente. Comprendí el eco de su presencia, la estela de sus pasos - que quizá sean los tuyos - en el camino. Y me inspiró esta mirada y estas palabras: ¡Mujer... Arte... siempre adelante!
Y decidí hecerme marchante para perseguir... tu marcha, para penetrar en tu trayectoria y expandir - de momento con mis palabras - las señales de humo de tu fogata.
¡Todo un placer este encuentro!
Lo dicho: ¡No te pares!